lunes, 4 de julio de 2011

El sábado fue un día muy...

¡Chingón! si usted se pregunta por qué, la respuesta es muy sencilla: Por primera vez sentí en un mínimo grado, esa tan mentada conexión de la que muchos hablan entre padres e hijos.

Y al igual que el resto de los mortales a quienes he pedido que hagan una sinopsis de dicha conexión, yo invariablemente voy a caer en el mismo lugar común: es indescriptible.

Fue emoción, pero también fue orgullo, y al mismo tiempo me dieron ganas de llorar ¿por qué? ni yo se...

Lo unico que puedo compartirles es que esa sensación permitió que por un instante mi felicidad se catapultara.

F.

PD: iba a poner imagen del enano para compartirles que por ahora tiene cara de alien, pero su Mamá se quedo con la pic del ultrasonido.